Crónica 4: Cómo supera el apego ansioso de tu bebé
¿Cómo lo hacen otras madres cuando su bebé atraviesa la etapa de apego ansioso?
Yo, sinceramente, no tengo la fórmula. Estoy en ese momento en el que mi hijo solo quiere estar en mis brazos.
Literalmente.
No puedo cambiarme de ropa porque siente que lo estoy abandonando. Es agotador y, aunque sé que es normal, no deja de ser difícil.
Es una etapa que lo absorbe todo.
Ese momento en el que decides ducharte porque llevas tres días sin hacerlo. Lo dejas durmiendo después de haber tardado una hora en que se duerma profundamente, y a los cinco minutos, ahí está: despierto, llorando como si el mundo se le acabara porque no te ve.
Entonces, intentas dejarlo en la cuna con sus juguetes favoritos. Te vas a duchar con el corazón en un hilo y, a los dos minutos, lo escuchas gritar como si algo terrible estuviera pasando.
Sales corriendo, mojada, dejando un rastro de agua por toda la casa, y ahí está otra vez, sentado en su cuna, llorando con todo su cuerpo.
No hay descanso. Ni siquiera en el baño.
Intentas calmarlo, pero sabes que necesitas ducharte. Vuelves al baño mientras lo escuchas llorar durante los cinco minutos más eternos de tu vida.
Y claro, no terminas de lavarte bien, te olvidas del pelo, del skin care (¿eso qué es?), y vuelves a toda velocidad, medio mojada, para abrazarlo, sintiéndote culpable por esos minutos en los que no estuviste ahí.
El tema de la cocina es otro desafío.
Lo sientas en la trona, le pones sus juguetes favoritos, le cantas canciones, haces murumacas, bailas. Todo lo que se te pueda ocurrir para entretenerlo.
Pero no importa.
Al final, lo que realmente quiere es estar en tus brazos. Y aunque entiendes que necesita esa conexión, no puedes negar que es agotador emocionalmente.
¿Y sabes qué? Es duro.
Es muy duro porque sientes que estás fallando. Que no eres suficiente. Que le estás creando traumas a tu bebé. Y al mismo tiempo, te preguntas: ¿es normal? ¿Es algo que pasa por su desarrollo? ¿Debería estar enseñándole a ser más independiente? ¿O esto es simplemente algo que viene con su personalidad? La verdad, no lo sé.
A veces, necesitamos dejar de ser madres por un momento para poder ser mejores madres.
Cuando estás sola, todo se multiplica. Ya sea porque tu pareja trabaja hasta tarde, porque tienes una maternidad en solitario, porque no tienes una red de apoyo cercana, o porque simplemente no hay quien te eche una mano, esos días en los que estás 24/7 con tu hijo se sienten eternos.
Un día o dos no pasa nada. Pero semanas o meses...pesan demasiado.
Por mucho que intentes seguir una rutina, la verdad es que con los niños las rutinas son un ideal más que una realidad. Si normalmente se duerme a las 12, el día que se despierte a las 12:10 y te necesite, ahí estarás. Porque así es la maternidad: impredecible, agotadora y, a veces, desesperante.
Las madres no podemos hacerlo todo solas.
Todo esto me hace reflexionar que las madres no podemos, ni deberíamos, hacerlo solas. La maternidad no debería ser un acto en solitario. A veces, lo único que queremos son cinco minutos para ducharnos sin sentirnos culpables. Cinco minutos de paz para respirar.
La maternidad no está diseñada para vivirse en solitario. Necesitamos una tribu. Necesitamos una red de apoyo. Da igual si es tu pareja, tus amigos, tu familia o incluso el vecino. Necesitamos a alguien que nos cuide mientras cuidamos.
Y no podemos olvidarnos de que, para cuidar bien de nuestros hijos, primero necesitamos cuidarnos bien a nosotras mismas. Porque las madres también necesitamos sentirnos cuidadas.